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CAPEANDO EL TEMPORAL CON CATXO

 



CAPEANDO EL TEMPORAL CON CATXO

 

No son buenos tiempos para la lírica… como decía aquel. Aunque, bueno, tampoco lo son para los ladrillos o las verduras. Capeamos el temporal lo mejor que podemos y sobrevivimos agarrándonos al último atisbo de humanidad que, sin darnos cuenta, habíamos perdido hacía mucho tiempo en el proselitismo laboral. El cineasta José Luís López González, más conocido como Catxo, firma el que quizá sea el retrato más preciso que se ha hecho sobre la crisis por no pararse en sus flecos económicos y deleitarse sin concesiones en su catarsis deshumanista, esa que provocó todo este despropósito años atrás cuando nadie se paraba a analizar qué era eso de los contratos basura. Quizá por eso, y solo por eso, lo único reprochable de ‘Temporal’ es que no se haya rodado antes.

Con una sorprendente calidad formal y argumental, resulta chocante que el debut de Catxo en el largo no haya tenido una distribución más comercial. “El salto al largometraje es un deseo innato en cualquier director, yo he tardado veinte años en hacer mi primera película, hice mi primer corto con veinte y mi primer largo con cuarenta”, nos cuenta este cineasta formado en el mundo de la televisión y la publicidad. “Elegí esta película porque me gusta que el cine nos haga reflexionar y con ‘Temporal’ se podía lanzar un mensaje: Se nos va de las manos, hay algo que no estamos haciendo bien, quizás deberíamos al menos hablar de ello y no sólo quedarnos con los brazos cruzados y aguantar el temporal”.

 



Para poner en escena una poliédrica crítica sobre la situación laboral como la que propone ‘Temporal’, se opta por una clásica herramienta literaria: la de los cruces de caminos de personajes al más puro estilo de Paul Auster, arrebatándoles todo snobismo para dejarles ante el espejo (nuestro propio espejo) con su mono de trabajo, ya sea éste un chaleco de comercial o una americana de jefecillo. No hay héroes ni villanos, “a cada actor le tocaba un personaje diferente que corresponde a una persona distinta y todos, absolutamente todos, tienen sus razones para comportarse de esa manera ante la vida, a veces de una manera hostil e incómoda, porque todos se sienten presionados por alguien o por la propia inestabilidad de su situación”.

 

Eso sí, el mecanismo que pone en común cada historia (cinco en total) funciona como un inaudito engranaje. Y no es habitual, ya que cada capítulo podría funcionar a la perfección como cortometraje en sí mismo, mientras que su puesta en común tampoco se entorpece mutuamente con recursos manidos de empalme. “Se barajó la posibilidad de mostrar las cinco historias separadas”, dice Catxo, reconociendo incluso que tiene una versión del montaje así, “pero el ritmo en ‘Temporal’ es una de las herramientas más importantes ya que nuestra historia no tiene un conflicto al uso ni una resolución determinante… es una historia contemplativa de un día cualquiera y no quería que fuese una película sesuda de autor que se mira más a su propio ombligo y se olvida que hay gente sentada en la butaca, quería que fuese una película pensada cien por cien para el espectador y mi responsabilidad como director y montador era conseguir mantener el interés en el espectador a lo largo de todo el metraje”.

 

 

El montaje ligero de ‘Temporal’ enfrentado a su gravedad argumental es, en efecto, uno de los mayores aciertos del film de Catxo y que, según él mismo, opta por “inventar la acción de la película a través de la narrativa, los colores, las texturas, la música o la ambientación sonora” (obra más destacable de Leiva), “utilizando por tanto un ritmo frenético y un montón de recursos audiovisuales para una historia que sin embargo es cotidiana, sencilla y tranquila”.

 

Quizá por eso, la empatía que levanta la película en el espectador sea algo natural, ya que no le resultará difícil sentirse identificado con algún personaje o situación. “Está sucediendo algo realmente precioso cuando voy a la sala a ver la película”, dice el director, “que la gente muchas veces cuando sale de la sala me da las gracias por haber hecho la película, por haber contado una historia que parece que nadie quiere contar,  una historia sencilla de gente sencilla, una historia con la que la mayoría de la gente se identifica y que te hace pensar que podemos y debemos cambiar las cosas, porque como dice Melani en la película, “hay cosas que no están bien”.

 

 

Junto a Melani, que es Melani Olivares (‘Aída’), brillan con luz propia otras caras vistas en televisión como Adrián Lastra, Nuria Mencía, Alfonso Torregrosa y Maggie Civantos, pero que se someten a un proceso de mimesis con el otro gran protagonista, el ambiente de desencanto de la crisis, que como dice Catxo “ha estado de fondo en la creación de todos los personajes, la crisis es la atmósfera de ‘Temporal’ y sin lugar a dudas la gran protagonista”. De este modo, Lastra (visto también en ‘Primos’ o ‘Fuga de cerebros’) nos descubre un registro de humor contenido, casi melancólico. A Nuria Mencía le toca un papel más antipático pero que borda con precisión para no caer en la villanía simple gracias a un palpable desencanto. Algo parecido a lo que le pasa al veterano Alfonso Torregrosa que, con una templanza tan brillante como triste, se somete a un humillante proceso de formación tan vacuo e inútil que ni siquiera la coach se lo cree. Por su parte, la joven Maggie Civantos ofrece ese punto luminoso de optimismo ante las injusticias de la vida, el que nos debe de quedar al menos al acabar el día; mientras que Olivares cambia de registro brutalmente para dar vida a una trabajadora explotada. Son cinco personajes de esos que hacen que una interpretación sea algo memorable y que un guión pentagonal sea algo redondo.

 

Para Catxo, que dice gustarle “trabajar con un guión ajeno, algo muy raro en éste país”, del libreto de Pablo Cabellero y Andrés Arias le atraía “la idea de hacer una película cuyos protagonistas eran héroes del día a día, trabajadores que luchan por sobrevivir a condiciones laborales desquiciantes y absurdas mientras se te escapa la vida, héroes completamente anónimos en los que nadie se fija y que sin embargo son la mayoría de la gente”.

 

 

Con una larga trayectoria en el medio audiovisual, Catxo tiene muchos rodajes a la espalda, primero en el corto, luego en la televisión y la publicidad y ahora en el largo. ‘Temporal’, dice, es un proyecto que ha hecho “por placer, por amor al arte y porque merecía la pena hacerlo” aunque reconoce que su experiencia en los otros me ha ayudado muchísimo, sobre todo a la hora de exprimir al máximo un presupuesto tan pequeño y unos recursos tan limitados para crear un largometraje” que preguntado sobre la decisión de sacarlo asimismo en un momento de crisis simplemente responde que “era el momento”.

 

“He vivido muchas historias parecidas a nuestros personajes, he sido cocinero antes que fraile, trabajé de mensajero, de teleoperador, de repartidor de publicidad, de frega-platos, de saca-platos, de camarero en bodas bautizos y comuniones y mucho más … Una de las situaciones más absurdas que he vivido fue cuando estando en Londres sin un duro me ofrecieron trabajar de comercial y me dieron una charla para incentivarme que me dejó trastornado, muchas veces nos tratan como si fuéramos imbéciles sólo porque necesitamos un trabajo y encima tenemos que dar las gracias por ello”, concluye Catxo.

 

UC (Manu Cabrera).